domingo, 6 de julio de 2008

Viaje a China (La Gran Muralla)

Hay mucho ya escrito sobre la Gran Muralla. Se construyó (por primera vez) a finales del siglo III antes de Cristo, pero la actual es el fruto de las renovaciones y extensiones que llevaron a cabo las distintas dinastías.
Se dice que es visible desde el espacio, a simple vista, pero entre que se parece bastante al terreno circundante, y que depende de las condiciones del aire, la mayoría de los que han tenido la oportunidad de comprobarlo personalmente, han dicho que no era así.Lo cierto es que si se asemeja, en color al menos, con las tierras de alrededor, porque fue construida aprovechando los materiales de cada zona.
Cuando estuvimos allí, recuerdo que pensé en dos grupos de personas. El primero, los pobres soldados chinos que tenían que hacer guardia en ella y pasearla arriba y abajo con las sandalias o las botas que se usaran en la época, hiciera calor o frío (y puede hacer mucho frío allí), lloviera o nevara.El segundo, los pobres obreros que tuvieron que construirla.
La muralla tiene una buena anchura, esta foto es para que veáis un ejemplo en un punto al azar. Vamos, por donde pasábamos Alicia y yo.


Buena anchura, buena altura...
La muralla está construida sobre cordilleras montañosas, es decir, aumentando el obstáculo que ya hay.




El suelo base (es decir, las montañas) hace que a veces encuentres cuestas que son bien cansadas de subir. Hay una que dicen que hasta que no la subes, no eres un hombre de verdad (bueno, lo dijo Mao, sobre los chinos en particular, y sobre la Muralla en general). No es para tanto, pero sí que es cansada. Más aún porque, por si no os habéis fijado en el suelo, las losas son bastante lisas y ofrecen un agarre muy pobre. Con un calzado moderno no tanto, pero imaginad a los soldados y sus suelas de cuero, normales y lisas. Y ahora imaginadlos tratando de subir esa cuesta en una noche de tormenta, con el agua haciendo el suelo más resbaladizo aún.

Lo dicho, pobrecillos.

En fin, por último, una foto propia para que se aprecie el nivel de frío que hay por allí.
No se ven todas las capas que llevo, pero hay dos camisetas y un jersey grueso debajo de ese plumas.
El frío de allí, con el viento, es muy seco, del que te corta los labios como no te andes fino. Al menos los abrigos sirven de algo, porque cuando hay humedad entra más profundo aún.

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