miércoles, 29 de octubre de 2008

El amor y el odio

Lo que tantas veces se había dicho, que del amor al odio hay un paso, que son parecidos, etc, ahora la ciencia parece que lo confirma. Al menos, hasta donde puede llegar la ciencia. Simplemente buscando "amor odio cerebro" se pueden encontrar varios enlaces en google, aquí hay uno.

¿Por qué hasta donde puede llegar la ciencia? Bueno, lo que quiero decir es que los experimentos a los que se refiere ese descubrimiento se basan en analizar qué zonas del cerebro se activan cuando se ven imágenes de personas a las que se odia y personas a las que se quiere.

Al parecer, la idea del estudio salió de una pregunta que se hacía el profesor Semir Zaki, director del estudio. "Porque al igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?"

A los sujetos del experimento se les hicieron escáneres cerebrales mientras miraban fotos de personas por las que reconocían sentir un profundo odio y otras de personas neutrales (para establecer un punto de referencia) Al contrastar los resultados con otros de estudios anteriores sobre el amor romántico se vieron las semejanzas, en cuanto a actividad cerebral, de ambas emociones. El "circuito del odio" (las zonas que se activan) incluye, entre otras, zonas que también se activan cuando se genera una conducta agresiva, y otras que, se cree, son importantes en la predicción de las acciones de los demás.

¿Amar es odiar, entonces? No, claro. Aparte de las consideraciones a nivel psicológico, esos escáneres mostraron una diferencia clara entre ambas emociones. El odio desactiva una pequeña zona de la asociada en el cerebro con el juicio y el razonamiento. El amor desactiva una zona mucho mayor. Es posible que esto sea porque en el amor romántico el amante pocas veces es crítico, mientras que en el odio se usa el criterio para hacer daño a la persona odiada.

Me maravillan los estudios que se llevan a cabo hoy en día. Algunas personas pueden querer quitarles importancia diciendo que son cosas "de sentido común", que "se sabe desde siempre", pero en mi opinión, no "se sabe", "se cree", hasta que hay pruebas como las que traen estudios así.

martes, 21 de octubre de 2008

Los minutos antes de dormir

Estaba pensando en porqué parece tan común que el momento en el que llegan las preocupaciones es cuando nos acostamos a dormir, que debería ser el momento más relajado. Y se me ha ocurrido algo. No es original, seguro que ya lo habéis pensado todos, pero me apetece ponerlo.
A nadie le gusta sentirse preocupado ni frustrado, así que día a día usamos la actividad, en ocasiones, para concentrarnos en otra cosa y evitar esos pensamientos. Nos concentramos en el trabajo, en conducir de un lado a otro, en leer un libro en el metro, o el periódico del que se sienta al lado o enfrente. En qué vamos a hacer para la comida, en recoger a los niños en el colegio, en los exámenes…

Durante todo el día nos salvamos de esos pensamientos, y si llegan en algún momento de actividad los podemos atajar con nuestra propia mente consciente. Pero conforme pasa el día, cada vez está más cansada. Llegamos a casa, nos sentamos en el sofá y ponemos la tele, para que ella nos distraiga. Para seguir tratando de ignorar esos problemas. Otros beben. Algunos se emborrachan hasta que nada puede circular por su mente consciente, y ninguna de esas preocupaciones puede afectarles. Algunos juegan. Otros mezclan alcohol, drogas, sexo, todo tipo de estímulos sensoriales para cargar su mente y hacerla incapaz de reaccionar.

Pero si aún tiene capacidad para escuchar, si estás sobrio, si no estás mortalmente agotado, tardas unos minutos en dormirte, una vez tumbado. Y el cansancio de la mente que evitaba los pensamientos duros, los remordimientos, la culpa, la frustración, la preocupación… Esa parte de la mente está cansada, y acaba de bajar la guardia. Como si se bajara la compuerta de una presa, los pensamientos que hemos apartado el resto del día sobrepasan una barrera debilitada, afectándonos, a veces duramente.
Pueden cambiarnos el humor, puede afectar a nuestro comportamiento incluso en las últimas horas del día, entristeciéndonos, enfureciéndonos, deprimiéndonos… Y eso afectar a nuestras acciones. Y eso afectar a nuestras relaciones. ¿Cuántas veces hemos podido discutir por estar cansados e irascibles? ¿Cuántas de esas discusiones podríamos haber evitado?

Me pregunto si habrá algún modo de aceptar esas preocupaciones sin que nos arrastren, aceptarlas para que no nos arrasen al llegar la noche. Asumo que no tenemos la solución, o ya las habríamos solucionado, así que habrá que buscar algún modo de vivir con ellas.
¿Cómo lidiáis vosotros con esos pensamientos?

sábado, 18 de octubre de 2008

Silencio e indiferencia

Hace poco me decía mi amigo Ángel que la indiferencia dolía más que el odio. No estoy seguro de que duela más, pero sí creo que es más difícil de soportar. En particular nos referíamos a sufrir el odio de alguien o sufrir su indiferencia.

Creo que el odio es más fácil de soportar porque es más claro, más definitivo. Sólo tienes que reunir el tiempo para aceptar que alguien en particular te odia, que no quiere nada bueno para ti, y de ese modo blindarte un poco más. También puede causar daño, por supuesto. Si se descompensa demasiado la gente que te muestra sus malos sentimientos comparada con la que te muestra consideración, con la que te ofrece amistad... Poco a poco acabas endureciéndote tanto que te haces incapaz de esperar otra cosa que no sean esos malos sentimientos, que no sea el fracaso al intentar hacer una nueva amistad, al intentar hablar a una nueva persona. Y no esperar algo distinto que eso apaga tus esperanzas, apaga tu espíritu. Apaga los motivos que tienes para querer mejorar porque ves que nada va a cambiar, te esfuerces cuanto te esfuerces.
Pueden decir tanto como quieran que el mejorar es una meta personal, que se hace por uno mismo, no por los demás, pero el hombre al final es un animal social. Precisamente uno de los primeros mecanismos que se usan en la educación es ese: la desaprobación. Los niños al principio lo exploran todo, exploran hasta dónde pueden llegar, hasta donde pueden, digamos, comportarse mal, antes de que aparezcan las consecuencias. Es algo tan natural como comprobar dónde está el borde de un abismo, para saber hasta dónde puedes andar y a partir de dónde no puedes.
Y, por supuesto, la hermana de la desaprobación es la aprobación. ¿Cómo se notan? A través de las miradas, del tono de voz, de las muestras de afecto, de cariño. Si no fuéramos seres sociales por naturaleza no podríamos educarnos así, sólo quedaría la respuesta de dolor y recompensa físicas, como se hace con los animales (y no con todos, los perros por ejemplo también sufren la influencia de la aprobación/desaprobación de sus amos)
Así que somos animales sociales, por lo que no puedo menos que pensar que mejorar uno mismo no es sólo una cuestión de valor personal. En parte sí, en parte es una búsqueda de un reconocimiento, de sentir que los demás valoran lo que has conseguido avanzar. En el trabajo lo podemos ver en sueldos, ascensos, felicitaciones... En el ejército y la policía con condecoraciones, medallas, ceremonias... En las artes lo vemos en festivales, premios, resultados de taquilla, de venta de libros... En el día a día lo vemos en los amigos, lo vemos en la gente que nos aprecia y en la que no.

Volviendo al tema del odio, el odio es una pared, es el borde del precipicio, es el límite que te permite saber que no puedes ir más allá, y que te ayuda a definir un poco el mundo. Aceptas el límite, y sigues avanzando por donde puedas.
¿Y la indiferencia? ¿Y si una persona ni siquiera te habla? No la ves, intentas comunicarte con ella pero rechaza todos tus intentos sin una palabra. Estamos en la era de las comunicaciones, pero también en la de las ciudades. Podemos conocer gente que vive a sólo unos barrios, pero que nunca encontraremos por la calle por casualidad. Tenemos teléfonos, tenemos email, tenemos mensajería instantánea (vamos, el chat)... Pero las llamadas se pueden cortar sin siquiera responderlas, los email y los sms pueden borrarse sin necesidad de ser leídos, se puede bloquear a un usuario cualquiera en el chat e impedirle que te hable. Sólo un dedo basta para ello.
¿Y cuáles son los efectos? Quizá puede pensarse que en realidad no te está limitando, que no es el borde de ningún abismo, que no es ninguna pared... Pero tampoco es una continuación del camino. Es una barrera que no ves, pero no puedes atravesar. Es una barrera que ni siquiera sabes si realmente lo es, sólo sabes que quieres ir más allá y que hasta ahora no has encontrado el punto por donde puedes pasar... así que sigues intentándolo. Sigues pensando en ello. No puedes usar el tiempo para aceptar que no puedes pasar porque ni siquiera estás seguro de que realmente no puedas pasar. Es un lugar lleno de "¿Y si...?" Es un lugar oscuro, sin luz, sin sonido, sin tacto ni olor ni sabor. Es nada.

Recuerdo que un compañero de trabajo, psicólogo, me contó que se habían hecho experimentos de privación sensorial. El privar a la mente, dentro de lo posible, de la información de sus sentidos físicos acaba provocando alucinaciones en las personas. El ser humano necesita psíquicamente esos estímulos. ¿Cómo puede ser de inofensiva la privación sensorial, sabiendo que está considerada tortura?
Varias personas que conozco, algunos que fueron soldados profesionales, otros que simplemente hicieron el servicio militar cuando era obligatorio, me han contado que las guardias era la peor parte. Sólo un par de horas de pie, sin nada que hacer más que mirar en la misma dirección, hace que empieces a pensar y a darle vueltas a todo. Las preocupaciones más pequeñas ruedan y ruedan, creciendo tanto que los tiempos de guardia se limitan precisamente para que los propios soldados no se desequilibren. A veces la mayor ventaja de un ser es también una desventaja, así parece ser la inteligencia en el ser humano. Dale algo que hacer, dale un objetivo, y creará ciudades, vehículos, formas de vivir con más comodidad y con más facilidad, formas de vivir más sano durante más tiempo. Déjale sin nada que hacer... y conseguirás que enloquezca.

Por supuesto que la indiferencia no es tan grave como la privación sensorial, sólo quería poner un ejemplo de que la incertidumbre, el no saber, puede ser tan grave o más como el conocer el peligro, el conocer los límites. La incertidumbre te hace seguir preguntándote, te detiene alrededor de ese camino que parece que no puedes cruzar.

Te deja en el vacío, en la oscuridad, en el silencio. Te deja en la nada.
Esperando a que la locura venga a buscarte o decidas alejarte tú mismo y romper tú mismo tus ilusiones. Arrojarlas y dejar que se sequen, que se marchiten, que se pudran en el pasado.

jueves, 16 de octubre de 2008

Entrevista a Christian Ruiz



Christian es un amigo peruano que me presentó Nane en Seúl. Lleva ya seis años allí, está casado con una mujer coreana, y me pareció que sería interesante que contara algo de su vida.


Si vais a Seúl, su comercio está cerca del centro comercial Megabox, desde Sinchon Station (no Sinchon Rotary) hacia Ewha, en una de las primeras calles laterales.

Quería subir el video directamente, pero la entrevista se alargó un poco así que os dejo un link de megaupload mientras busco una forma de disminuir el espacio, aunque sea a base de cortes.

martes, 14 de octubre de 2008

¡Cómo pasa el tiempo! ¿Quince meses ya?

Pues en realidad no. Finalmente sólo han sido dos semanas las que he tardado en ver que teno más motivos para estar en Madrid que en Seúl. Motivos personales, motivos profesionales... No voy a discutir los personales, pero creo que sí debo hablar de los profesionales para no asustar innecesariamente a futuros aspirantes a becarios ICEX.
En Seúl la dotación de este año es jugosa, 34000€ anuales, y los precios no son muy diferentes de los de Madrid, sino que las diferencias son para ventaja de los seulitas. Además, coincide que el won ha estado devaluándose, con lo que los mismos euros rentan más.
Para aumentar la ventaja económica, los primeros tres meses el ICEX paga el alojamiento con una familia coreana y, tanto en mi caso como en el de los demás compañeros con los que llegué, son muy hospitalarios, muy amables y muy atentos.
Todos, periodista, inversiones, comercio exterior, tecnológico e informático, todos tenemos un curso intensivo de coreano de tres meses. Cuatro horas diarias de clase en la universidad Yonsei, una de las más importantes de Seúl (su lema es "The First and the Best", toda una declaración de principios) ¿Qué implica recibir clase en una universidad? Que te lo curras más porque no te comparas sólo con tus compañeros becarios sino con el resto de los alumnos, que haces migas con el resto de los alumnos y acabas comunicándote con ellos intercambiando el coreano, español, inglés, japonés y probablemente casi cualquier otro idioma que conozcas (en nuestra clase, aparte de la americana y los japoneses, los había que hablaban ruso, portugués, vietnamita y noruego)
El curso da para bastante si te lo tomas con un poco de seriedad y le dedicas tiempo después de las clases. Además, el coreano sólo usa su alfabeto, a diferencia del chino o el japonés, que usan ideogramas y pictogramas, y la gramática es sencilla, por lo que hemos visto hasta ahora, yo diría que más sencilla aún que la del japonés.
En cuanto a los compañeros becarios, aunque vengamos de distintos trasfondos, todos somos jóvenes a los que le gusta viajar, así que eso, unido a que sois recién llegados a una ciudad nueva y todos sabéis (más ignoráis que sabéis) lo mismo, os une y hace que surja una amistad entre vosotros con bastante rapidez.

Todo bueno ¿verdad? Entonces, ¿por qué lo dejo? Pues en cuanto a la parte profesional, porque lo que me gusta de la informática es el desarrollo y este trabajo se orienta más a sistemas. Está bien abrir conocimientos, pero me he dado cuenta de que me conviene más tener un segundo año de experiencia en desarrollo que un año de coreano. Además, como es una beca de formación, no cuenta como trabajo. Eso significa no paro, no cotizar a la seguridad social, no vida laboral...

Si os dais cuenta, la mayoría de las ventajas que he mencionado para quedarme en Seúl son motivos de crecimiento personal, pero en Madrid también me esperan otros caminos de desarrollo personal. Sin embargo, eso entra en los motivos personales que dije que no explicaría ;)

En el próximo post colgaré una entrevista que hice ayer a un nuevo amigo de Seúl, Christian Ruiz. De momento, a cuidarse. Salvo que posteé en vacaciones futuras, este es mi último post desde Seúl (que escribo en el aeropuerto)

sábado, 4 de octubre de 2008

Primer post desde Seúl

Ya era hora de que posteara desde aquí, sobre cosas de aquí.

En esta semana hemos (los demás becarios ICEX y yo) cambiado de país, empezado a aprender coreano, conocido a algunos coreanos y empezado a hacernos a la rutina y el día a día.

Llegamos aquí un buen día de lunes, después de trece horas de avión y sin mucho problema como ya conté en este post.
Al día siguiente comenzamos las clases de coreano en coreano. Los grupos son pequeños, de unas doce personas, así que los profesores tienen tiempo para dedicarle a todo el mundo. El comando ICEX Corea ha sido partido en tres grupos, Pablo y Victor por un lado, Eliezer solo ante el peligro, e Íñigo y yo en otro lado, y cada uno en un aula distinta. La verdad es que es mejor así, por un lado, teniendo un compañero de tu idioma, se hace más llevadero cuando no tienes idea de qué te está preguntando la profesora, por otro, al no estar todos en la misma clase, ves más al resto de alumnos extranjeros, y te picas más.

En particular, en la clase donde estamos Íñigo y yo, hay cinco japoneses, uno de ellos de padres coreanos, una chica de Estados Unidos, un noruego, una vietnamita, una rusa (aunque de padres coreanos) y una brasileña (también de padres coreanos, creo) Aprovechando que hay japoneses, trato de comentarles alguna cosilla de vez en cuando, para tratar de practicar un poco y hacer amigos. La verdad es que el ambiente en la clase es bueno, incluso aunque llevemos tres días, y vayamos con tres días de retraso respecto a los demás.

Las clases, como ya he dicho, son de coreano en coreano. Los profesores también saben algo de inglés, aunque no mucho, y prácticamente tampoco lo usan. Me doy cuenta de que saber algo de japonés es una buena ayuda. Te acostumbra a pequeñas cosas, como que el verbo va al final, que hay partículas marcando los elementos de la oración (tema, sujeto, etc) y cosas así. Hay palabras, además, que se pronuncian igual o muy parecido al japonés, probablemente porque en ambos casos vengan del chino.
También parece haber una diferencia entre los alumnos asiáticos (o de ascendencia asiática, como el caso de la chica rusa) y los occidentales. Los asiáticos, si llegan antes a clase, sacan sus libros y empiezan a repasar. Los occidentales, especialmente los españoles, se quedan hablando en la puerta.
El segundo día de clase (el primero que llegué antes de la hora) me puse a estudiar como ellos, así que supongo que voy orientalizándome.

Cada vez estoy más convencido de la ayuda que supone conocer gente para hacer intercambio de idioma, tienes más ganas de aprenderlo para facilitar la comunicación con los nuevos amigos que vas haciendo, porque a fin de cuentas, para comer en un restaurante no te hace falta mucho más que saber señalar con el dedo y dos o tres palabras sueltas.
En mi caso, de momento sólo he conocido a Nani para echarme una mano, pero me ayuda bastante, y poco a poco iré conociendo a más.
con Nani

Y por fin voy a hablar un poco del día de ayer. Algo resfriado como estaba (la host family me puso aspirinas al lado del plato del desayuno en cuanto me levanté), pasé el día entre estudiar y dormir 50/50, lo que ayudó bastante tanto a recuperar tiempo para el coreano como a curar el catarro. Ayer coincidió que era fiesta nacional (gracias al cielo, porque un día más para estudiar buena falta hacía) y el cumpleaños de un amigo becario, Pablo.
10 Cumple Pablo

Habíamos quedado para cenar y salir de fiesta luego.
09 Cumple Pablo
07 Cumple Pablo
Yo, siendo algo responsable, pensé en quedarme sólo a la cena y luego volverme a casa.
Pero es que me sentía tan bien...
20 Cumple Pablo
12 Cumple Pablo
23 Cumple Pablo

viernes, 3 de octubre de 2008

Historias

Hace unos días vi en el metro a una pareja hablando. Bueno, lo de pareja es algo que no sé, es sólo la impresión que me dio. La chica tenía los ojos enrojecidos y húmedos, ambos tenían cara de sentir cierta aprensión, cierta tensión.
A veces veo gente y me pregunto qué hay en sus vidas, porqué tienen la expresión que tienen.
Volviendo a casa encontré el polo opuesto, una pareja, esta vez despidiéndose. La mirada que se dirigieron mientras el metro se alejaba, especialmente la que dirigía la chica (que era la que estaba dentro del vagón, como yo) me hizo sonreír.

En momentos así me doy cuenta de que hay historias por todos lados. Con tanta abundancia, a veces puedes pensar que la tuya no tiene tanta importancia, que por todos lados hay historias parecidas y quizá haya otra como la tuya, en otro país, con otros protagonistas…
Y a veces lo que piensas es que este mundo es maravilloso. Que es maravilloso que haya personas sintiendo cariño, amor… Sé que algunos no creen en el amor, y es difícil hacerlo. Los cuentos de hadas y las películas se quedan muchas veces en historias que aún no han terminado. El príncipe y la princesa se casan, y se acaba la historia. El chico consigue a la chica, y se acaba la película. Seguirán descubriendo cómo son uno y otro, conociéndose, seguirán cambiando, puede que lleguen las discusiones, puede que no. Puede que sus sentimientos cambien, que se enfríen, que se calmen... Puede que un día se apaguen y piensen “¿Qué hacemos juntos?”
No se sabe cómo acaban las historias que aún no han terminado (y eso probablemente sea para bien), pero creo que a veces ver que otros viven cosas parecidas, aunque no sean eternas, aunque no duren para siempre, a veces ver esas historias puede ser un poco inspirador. Consolar, en cierto modo. Es como si mereciera la pena vivir sólo porque otras personas viven historias parecidas. Quizá eso también ayude a la esperanza, quizá disimulada incluso de uno mismo, de vivir un día algo parecido, de volver a experimentar esa sensación.

Después de todo, si otros lo encuentran… ¿Por qué no?