martes, 23 de diciembre de 2008

Nuevo trabajo

En realidad ya queda poco de nuevo, porque empecé hace cosa de un mes, pero bueno.
Estoy programando de nuevo, esta vez en Java, contratado por una empresa contratada por Deutsche Bank. No lo escribo así por nada, sino para tirar una pullita a esta forma moderna de hacer las cosas. Parece que las empresas ya no se molestan en poner anuncios con ofertas de trabajo, sino que en lugar de eso contratan a alguien, en mi caso, General Software, para que le busque gente de vez en cuando. A pesar de eso, siguen teniendo su propio departamento de recursos humanos, así que me pregunto ¿Por qué hacen esto?
Desde luego por el trabajador es difícil que lo hagan, porque el dinero que pagan a General mientras yo estoy trabajando allí (no es un pago por el servicio de encontrarles a alguien, porque entonces el contrato lo tendría con Deutsche, sino por trabajar allí, así que es mes a mes) podríamos repartírnoslo entre Deutsche y yo, y más felices ambos.
Quizá sea por el tiempo de prueba. Aparte de que son tres meses (y eso que cuando me fui, solían ser dos, será la crisis), como el contrato lo tengo con General, Deutsche puede decidir el cualquier momento que no le hago falta y devolverme a General. Claro, General contrata por obra, así que en ese momento General puede mandarme a la calle sin pestañear.
Sigo pensando que Deutsche podría hacerme el contrato por obra y ambos nos quitamos al intermediario, pero bueno.
La cosa sería distinta si General fuera una consultora informática de verdad. Una empresa a la que le dices: "Necesito que me hagáis una aplicación que haga...", y que General entonces lo pusiera en manos de sus analistas y respondiera "Pues va a llevar tanto tiempo, va a necesitar a tantas personas y va a costar tanto"
En fin, cuestiones legales aparte, el día a día es programar, entre programadores. En situaciones así te das cuenta de lo agradable que estar con gente que sabe de qué estás hablando. Es, en cierto modo, gente "como tú". A veces lo notas en tonterías, como que el compañero de al lado empieza a quejarse al código porque no funciona. No ha sido un error. Se queja "al" código, no "del" código, porque le habla a él. Horas después le ves dando una palmada o sonriendo y haciendo un gesto de victoria para sí mismo, y te das cuenta de que la mayoría de la gente pensaría que está loco, mientras que en este ambiente nadie levanta una ceja por eso.
Quizá estéis pensando que eso significa que todos los informáticos están locos, pero no creo que sea tan distinto de otros trabajos, cuando solucionas una situación especialmente complicada y sonríes, compartiendo esa pequeña victoria con tus compañeros. La diferencia quizá es que aquí el resultado no se ve. Puedes estar todo el día mirando el trabajo de un programador y sólo entenderás lo que hace si te lo explica o te lo demuestra, pero la mayor parte del tiempo sólo le verás escribir con paréntesis, corchetes, llaves, algunas palabras en inglés, algunas en español (o en el idioma que sea) y nada más.
Estoy buscando otras metáforas, como pintura o escultura, pero no las encuentro. Nosotros también "creamos" cosas, usando herramientas, a partir de código de otros, modificándolo, completándolo o inspirándonos en él, para crear algo, una herramienta, con la que otras personas puedan hacer algo. Sé que hay muchos "algo" ahí, pero es que puede ser una aplicación web, una base de datos para organizar información, una agenda, un procesador de textos, un juego...
En cualquier caso, sigo trabajando, sigo estudiando, sigo cambiando...
Y tengo la suerte de que me gusta mi trabajo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Buenos propósitos

Retomando lo de los "sí, pero", para los que no supierais si me iba a ir a Japón a ser profesor de español o me iba a quedar en España a seguir currando de programador... Me quedo. Finalmente decidí que no iba a ir a la entrevista. Quizá sea la única oportunidad que vaya a tener para establecerme en Japón, pero este año ya llevo demasiados "sí, pero". Si me voy a vivir a Japón, será en mis condiciones o sólo iré de vacaciones.
Este va a ser el propósito de año nuevo, aunque aún esté adelantado unas semanas: No más "sí, pero".

lunes, 8 de diciembre de 2008

Amar por amar

Cartas en el océano - amar por amar
Amar sin reservas y sin miedo es complicado. Todos nos ilusionamos. Todos pensamos "esta vez sí". Todos nos equivocamos.

Y cada vez que nos equivocamos pesa un poco más. Cada vez que pensamos "esta vez sí" es más fuerte la voz que dice, irónica "no es la primera vez que oigo eso". La ilusión lleva consigo el miedo. El miedo a estar equivocado. A haber confundido atracción con amor, amistad con amor, echar de menos a alguien con amarle... Y llegas a pensar que las ilusiones sólo valen para que sientas que pierdas algo que ni siquiera has llegado a tener.

Así que das pasos cada vez más pequeños. Cada vez te aseguras más. Y, como dijo alguien, el que no deje nada al azar hará pocas cosas mal, pero hará muy pocas cosas. Igual nosotros avanzamos cada vez más lentamente, cada vez con más cuidado para no dañar de nuevo nuestro corazón con los sentimientos de pérdida. Para evitar darle más fuerza a ese demonio que dice “no es la primera vez que oigo eso”, que te susurra cada vez que echas de menos el abrazar a alguien por la noche, el sentir vuestras manos juntas, vuestros labios tocándose, vuestro aliento acariciándose durante el sueño...
Y ese demonio siempre está ahí, esperando en los rincones oscuros de la habitación, preparado para susurrarte cuando estás sólo y sólo tú puedes oírle. Preparado para convencerte de la inutilidad de creer en el amor, en que algún día conocerás a alguien, en que un día dirás “esta vez sí” y será verdad.
Intenta que decidas que la última vez que pensaste “esta vez sí” no está en el futuro, sino en el pasado. Intenta que pienses “ya no me engañan más”, y des por hecho que cualquiera que muestre atracción hacia ti sólo intenta engañarte.

Amar por amar...
Todos amamos por algo.
Por ejemplo, para sentir amor a cambio.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Sí, pero...

Parece que últimamente ha habido varias situaciones de "sí, pero" en mi vida.
- Mi exnovia, que después de cuatro años me conocía, y "sí, pero..." ...no.
- La beca del ICEX, buscada para Tokyo, y "sí, pero..." ...en Seúl
- Una chica con la que todo parecía ir bien y "sí, pero..." ...pasa de mí
- Volver a España, que parecía que a pesar de la crisis la informática se seguía moviendo y "sí, pero..." ...más lento que las últimas veces (un mes para encontrar trabajo)
- Una oportunidad de trabajar en Japón y "sí, pero..." fuera de la informática (en la educación) y cuando ya tengo trabajo.

Y es de esta de la que quiero hablar hoy:
Parece que es una buena oportunidad, contrato de tres años (con posibilidad de continuarlo), con más sueldo que en mi trabajo actual, con retenciones menores (los impuestos en Japón son menores y hay acuerdos con España para evitar la doble imposición), trabajando en Japón, que ya sabéis que me gusta el país...
Pero está fuera del campo al que he dedicado mis años de formación, y no es que me haya equivocado. Me gusta programar, me gusta el desarrollo de software. Y es un campo en el que la experiencia pesa mucho sobre el tipo de trabajo que haces (más interesante cuanta más experiencia), las responsabilidades, la visión global de los proyectos y, por supuesto, la pasta.

Y así, aquí estoy de nuevo. Al lado de otro "sí, pero". En los demás decidí con la cabeza y con el corazón, con ambos. Tuve mis dudas en casi todos esos "sí, pero" igual que las tengo ahora, preguntándome si ir o no.
Si voy, cambio mi formación por tres años en Japón, cambio el camino de mi futuro profesional, de informática, a enseñanza.
Si me quedo, quizá esté dejando de lado la única oportunidad real de vivir en Japón, porque, con mucha probabilidad, después de tres años allí, querría seguir allí. Quién sabe si no estaría ya casado incluso.

Mi mejor amiga me dijo que hiciera lo que me dijera el corazón. Mi mejor amigo probablemente diría que escuchara mi instinto. Mi padre, que lo pensara bien.
- Mi corazón me dice que sería emocionante estar en Japón, pero también tiene miedo de equivocarse de nuevo, como se equivocó en los otros "sí, pero".
- Mi instinto me dice que sea cauteloso, y que no siga saltando pensando que todos los prados son más verdes salvo en el que estoy, pero también que puedo enseñar español y que puedo vivir a gusto en Japón.
- Mi mente me dice que aquí tengo un trabajo cogido, de lo mío, aunque la estabilidad sea la que puede permitirse quien me contrate, en este caso Deutsche Bank (no la estabilidad del banco, que él va a seguir, sino la que el banco quiera darme) y también me dice que aquí hay crisis, que el yen está más fuerte que antes con respecto al euro, y que el contrato me asegura estabilidad de tres años como mínimo.
Así que tengo mis tres elementos de decisión diciéndome que "puede que sí, puede que no"

¿Qué pasará finalmente? ¿Apostaré por viajar de nuevo a Japón, esta vez con vistas a quedarme? ¿Apostaré a mi formación y trataré de conseguir los medios para ir como informático (esto es, inglés y japonés)?