Cuando salí de la estación me dirigí directamente al puente, que es la entrada a los terrenos del santuario. Este santuario se terminó en 1920, consagrándose al emperador y emperatriz Meiji, que habían muerto él en 1912 y ella en 1914. Como muchos otros lugares, fue arrasado por los bombardeos de la 2ª Guerra Mundial, y reconstruido en 1958. Lo que diferencia esta reconstrucción de la mayoría es que se usaron los mismos materiales (cedro japonés, cedro taiwanés, etc) que en el original.
Su marco, el parque Yoyogi, es practicamente un bosque de 70 hectáreas de árboles de distintas especies. Estos árboles vienen de distintas partes de Japón, como una especie de tributo - honra a los espíritus consagrados aquí.
Muchos santuarios tienen un montón de barriles de sake dedicados al templo, y este no es distinto en eso
En lo que sí se diferencia es en que además de los barriles de sake, tiene barriles con vinos occidentales (en particular, son franceses)
Probablemente sea como recuerdo de la filosofía que guió al emperador, recordar las tradiciones de Japón, pero aprender de las cosas buenas de occidente. La verdad es que es una filosofía que no puedo evitar desear que estuviera presente en más países. La voluntad de recordar lo propio, y al mismo tiempo aprender lo externo, sin que lo nuevo lleve a lo viejo al olvido, y sin que lo viejo quede lastrando el aprendizaje y el desarrollo del país.
Y aunque muchos no lo calificarán de "desarrollo", después del santuario tocaba echar un vistazo a los grupos de cosplay.
Como se puede apreciar, no son más que jóvenes normales a los que les gusta disfrazarse los domingos, en lugar de sólo en carnaval. Es decir, chicos y (sobretodo) chicas completamente normales
Bueno, un abrazo
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