martes, 26 de enero de 2016

Mar

Es profundidad. Fuerza. Estable, siempre en el mismo lugar, aunque nunca igual, siempre en movimiento, siempre vivo. Vida. Inmensidad.
Inmensamente vivo, inmensamente fuerte, inmensamente profundo.
Tan inmenso que fuerza o profundidad son palabras demasiado pequeñas, no se puede abarcar con una sola mente.

Te sostiene, te agarra, se mezcla contigo si le dejas, haciéndote una parte de sí mismo y, después, durante un rato, eres menos tú de lo que eras pero también eres más de lo que eras.

Acaricia tu piel mientras apenas sostiene tu peso, flotando. Tú eres responsable de ti mismo, él sólo te ayuda tanto como tú te ayudes y las corrientes te acarician y te hacen olvidarte.

Olvido. Sólo eres algo que se disuelve en su lenta respiración. ¿Qué son problemas? ¿Qué son ilusiones? ¿Qué son planes? Respira hondo, despacio, despacio, duerme en mí... Cuando despiertes, tu frente estará relajada, aunque ahora sólo sabrías que está tensa si le prestaras más atención. ¿Preocupaciones? ¿Decepciones?
Olvida.

Es una tormenta en una montaña. Los árboles a tu alrededor, pero a unos metros de ti. El agua cae tan rápido que forma un río sobre el suelo que antes pisabas. Te empapa y te llena de risa y de energía, de felicidad por estar en el momento en el que estás. Ves los rayos como líneas fugaces de color azul y te das cuenta de que aunque supieras que vas a morir aquí y ahora nada puede disipar esta felicidad, la inmensidad del aire a tu alrededor, nubes oscuras hasta donde alcanza tu vista, árboles hasta donde puedes ver, la montaña que se alza junto a ti y bajo tus pies, demostrando lo ridículamente pretencioso que son los que se creen capaces de destruir este mundo sin darse cuenta de que nada que pudiera hacer la especie humana al completo es tan destructivo como las cosas que ya ha sufrido.
Y les ha superado, como nos superará a nosotros.

Es una niña que no existe y posiblemente no exista nunca. Una niña a quien su padre quiere absolutamente. Aplaudida cuando piensa en lo que lee, lo que ve, lo que cree. Con pensamientos sobre lo que dice, sobre lo que piensa y sobre los pensamientos que tiene sobre sus pensamientos, y más allá. Una niña feliz en el conocimiento más que tranquila en la ignorancia.

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