viernes, 7 de noviembre de 2008

Fidelidad y sometimiento

Ayer, en una de estas tertulias mañaneras (creo que era “Herrera en la Onda” o algo así), una de las personas que van ahí a hablar y que les escuchen ha dicho, hablando de Obama y su reciente victoria, que le apoya pero no va a darle su fidelidad porque nunca le ha gustado la palabra “fidelidad”, que la ve como sometimiento.

No me importa el contexto de las elecciones, sino esa identificación de fidelidad y sometimiento, y me ha dado por pensar. Puestos a informarme, porque a lo mejor mis ideas sobre ambas palabras son las que están equivocadas, he mirado en la rae http://www.rae.es la definición de ambas palabras. Por suerte para mí, significaban lo que pensaba. En particular que “someter” es una acción que se realiza sobre otra persona, mientras que la fidelidad sale de uno mismo.

Aunque en cierto modo sí puede haber algo de relación vista desde el exterior. En ambos casos parece que una persona deja a un lado algunos de sus objetivos, sueños, deseos o lo que toque, por otra persona. La diferencia es más interna, requiere mirar más de cerca y hablar con esa persona, ya que la diferencia es precisamente de quién es la voluntad que hace que se dejen a un lado esas cosas. Una persona sometida no usa su propia voluntad para alejarlas, sino que es la voluntad de quien le somete, algo externo. Una persona fiel, leal, decide por su propia voluntad, con libertad. A veces, ni siquiera tiene la aprobación de la persona a la que quiere mostrar fidelidad.

¿Qué es lo que hace que una persona ofrezca su fidelidad, su lealtad?
¿El amor? ¿La admiración? ¿La amistad? No sé hasta que punto. Quizá sea suficiente tener ilusión, esperanza o deseo depositado hacia alguno de esos sentimientos, salvo la admiración, claro. Dejo aparte la admiración porque de esas tres emociones es la que no necesita un equilibrio en la respuesta. Ni siquiera necesita una respuesta.
Quizá el ofrecer esa lealtad sea un primer paso hacia sentimientos más profundos. Una forma de decir “Valoro eso. Valoro la posibilidad de una amistad entre nosotros (u otro tipo de relación) y esta es mi forma de demostrarlo”

Quizá eso tiene más sentido de lo que parece. Quiero decir, el valor de una amistad va aumentando poco a poco, al ir haciéndose más fuerte, y cuanto más aumenta, más lealtad hay invertida.
Y más desilusión si esa lealtad se ve traicionada.

A veces me pregunto si la lealtad o la fidelidad es algo que se mantenga en el mundo real, y no sólo en las historias, las leyendas, los libros o las películas... Quiero decir, aunque no sea sometimiento, aunque venga de uno mismo, sigue siendo un lazo con otra persona, y un lazo que, aunque sea por propia voluntad, te hace dejar de lado cosas que tienen importancia para ti mismo, a pesar de que sea por la importancia que para ti tiene ese lazo. Pero a lo que voy es a que es un lazo, es algo que te ata, es dejar de lado algo que te importa. Y en el mundo de hoy en día, en el que parece que es cada vez más fácil despegarse del propio entorno, ¿qué valor positivo puede tener una atadura?

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