lunes, 25 de agosto de 2014

Mi trabajo

Esto es lo que hago. Los que no saben hablan de magia, de palabras extrañas, de gestos raros. A la mayoría sólo les importa que sus objetos funcionen bien. A muchos de ellos les importan los cuidados que necesitan porque no quieren quedarse sin ellos; algunos piensan en el trabajo que conlleva; muy pocos se molestan en pensar qué hay dentro. "Magia", dicen, y no piensan en lo maravilloso que es.
Y sin embargo, lo que hay dentro es maravilloso. El porqué de todo es interesante, y creo que es una de las cosas que nos distingue de los animales. "El sol sale por el este y se pone por el oeste" dicen, y muchos se quedan ahí, pero el mundo avanza gracias a los que se preguntan el porqué. Y lo mismo ocurre con muchas otras cosas, claro: la forja, la carpintería, la pesca... todo tiene porqués.
Resulta que si escribes estas palabras aquí, y dibujas estos dibujos así con una aleación de cobre y oro, y conectas aquí un acumulador, cuando presionas aquí la energía del acumulador fluye por las líneas y usa los nodos para iluminar alrededor. Y no es más que un ejemplo básico, una tontería como ejercicio para aprendices. Hay formas de producir calor o absorberlo. Se pueden crear ácidos capaces de corroer metal a partir de elementos inocuos, o disolver esos ácidos de nuevo en algo inofensivo. Se pueden transmitir palabras e imágenes a miles de kilómetros de distancia y esos mismos medios son la base para transmitir a otros mundos, invisibles para el ojo desnudo, y que también podemos ver con estos mismos medios.
Antes nosotros mismos podíamos usar la palabra "Magia" para describir lo que hacíamos. Desde luego, es mucho más rápido que explicar todos los porqués a un lego, y el alcance de nuestro conocimiento termina más tarde o más temprano.
¿No? Piensa en algo que parece más sencillo. Digamos una forja, todos lo hemos visto. Coges hierro, lo calientas, le das forma a martillazos o en un molde, lo templas y ya está. Pero eso tiene mucho más de lo que parece. ¿Por qué se calienta? Porque es demasiado duro a temperatura ambiente. ¿Por qué es demasiado duro? Porque está formado por piezas minúsculas, enlazadas unas a otras, pero con una estructura, de forma similar a las vigas que sostienen el peso de una casa y le permiten sostener otro piso encima. ¿Y por qué tiene esa estructura? No lo sé. Pero ¿porqué se ablanda con el calor? Porque esos enlaces entre las piezas se alargan y pierden fuerza. ¿Por qué? Porque las piezas vibran. ¿Por qué? Porque cuando decimos que algo está caliente, lo que significa es que, aunque no lo veamos con los ojos, las piezas están vibrando. Cuando decimos que "calentamos" algo significa que hacemos que esas piezas vibren más rápido.
Ballestas con más potencia, espadas con mejor filo, escudos que desvían el fuego, armaduras que protegen de los rayos o yelmos que protegen de ataques mentales... No es más complicado, sólo es una serie distinta de porqués.

La última discusión

El hombre se tambaleó hasta el sillón, se sentó con cuidado y dejó el vaso en la mesita con la atención exagerada que los borrachos ponen en las cosas más simples cuando intentan disimular. Los párpados se le caían ya sobre los ojos, pero tras sentarse cogió otra botella y se sirvió hasta cubrir los hielos.
Había varias botellas en la mesa frente a él, eran de bebidas distintas y habían estado medio vacías en el mejor de los casos, pero ya no quedaba nada. Podría haber sido un ladrón disfrutando los restos del mueble bar de la casa, pero era el dueño.
- Puedo hacer lo que quiera - dijo con voz pastosa, a sí mismo.
Intentó destapar con el pulgar un botecito de plástico y tiró algunas pastillas cuando la tapa saltó de pronto.
- M' cago' n - dijo mientras doblaba el cuerpo trabajosamente para recogerlas. Cuando se levantó, su cara se había congestionado sólo con ese esfuerzo, y se repantigó en el sillón con un suspiro de placer. Deslizó la vista hasta las pastillas recogidas, luego al vaso, para cogerlo con cuidado, frunció los labios y la punta de la lengua asomó entre ellos un instante con fruición antes de tomar un sorbo. Lo paladeó mirando al techo y aprobó el sabor con un gruñido. Luego puso las pastillas en su boca y las ayudó a bajar con un trago de verdad.
- ¿Qué estás haciendo? -
No se había dado cuenta de la llegada de la mujer, pero cuando fue a por hielo al congelador no estaba en el piso y ahora apoyaba su espalda en la estantería. Apenas se distinguían sus rasgos en la oscuridad de la habitación, sólo por algo de luz de las farolas de la calle filtrándose por las cortinas se
- No sabía que habías venido. Estoy tomando algo. -
- ¿Algo? - preguntó la mujer, mirando acusadoramente las botellas vacías - Eso no es algo, es mucho. -
- Tampoco es que esté haciendo daño a nadie. -
- A ti mismo, para empezar. -
- Bah - dijo el hombre, encogiéndose de hombros
- ¿Es que te da igual? -
El hombre le dirigió una mirada cansada, intentando mantener los párpados abiertos. Frunció los labios, pensando si debía responder o no, y decidió que daba lo mismo. Perdió la mirada en la pared más allá del televisor apagado.
- Pues más bien sí. -
La mujer no sabía qué responder.
- Estoy solo, no tuvimos hijos a los que tenga que cuidar, educar o dar un buen ejemplo, así que no soy responsable de nadie salvo yo mismo. - Su voz sonaba enfadada, los ojos brillaban.
Tomó otras pocas pastillas directamente del bote y las tragó con ayuda de la bebida.
- Ahora es mi casa. - musitó - Sólo yo. Y mi vida. Sólo mías. - Las lágrimas escaparon de sus párpados y resbalaron por sus mejillas. Parpadeó lentamente y volvió a mirar a la mujer, pero se había ido. Sólo quedaba su foto en un marco en el estante, detrás de donde estuvo su cara.
- Llegas sin avisar, te vas sin avisar... - susurró el hombre. Otro trago, terminando el contenido. Los hielos tintinearon cuando dejó el vaso en la mesita al lado del sillón. Miró hacia la puerta, con una irritación sin fuerza.
- Sólo yo. Yo solo.- susurró.
Parpadeó lentamente una vez más, los ojos cada vez menos abiertos.
Lentamente, la cabeza cayó sobre el pecho.
Lentamente, dejó escapar el aire.

domingo, 24 de agosto de 2014

Life

Emptyness
Ending with your death
Loneliness

Vitality
Your best living on
Family

Chain of choices
Some yours
Some

jueves, 21 de agosto de 2014

José


Parecía que el viento y el mar habían tallado sus arrugas como en la roca descubierta de un acantilado de granito. Dura, firme, casi atemporal, como si hubiera estado durante tanto tiempo que no había ya sorpresas. Sonrisas con el humor de quien ha visto ya todo lo que hay gracioso, pero le gusta verlo de nuevo de vez en cuando. Historias de un pasado que en absoluto era mejor, pero que el tiempo enseñó a quitarle importancia a las cicatrices y a sonreír por el recuerdo. Las dificultades, las penurias, los pequeños triunfos de la personalidad contra la erosión de normas sin sentido, las normas por las normas, en lugar de limitarse a la buena voluntad. Historias que podían transportar a quien las escuchara a un tiempo que nunca viviría, recuerdos que jamás serían propios, y devolverle después a una vida que, de pronto, ya parece más fácil de afrontar, con un ejemplo de resistencia contra lo que puede resistirse y aceptación de lo que no. Regalaba recuerdos a quien quisiera escucharlos, a quien no se los había dado aún, y enriquecía así la vida de esas personas.
No voy a lamentar el tiempo que, teniéndole cerca, dediqué a otras personas, porque sentí que toda su familia - su mujer, sus hijos, sus nueras, sus nietos y nietas... - me aceptaban sin más, sin aspavientos, como si hubiera estado allí hace muchos años o el mismo día anterior. Como si fuera uno más.
No lamento el tiempo que, teniéndole cerca, dediqué a otras personas. Pero ya le echo de menos y creo que voy a seguir haciéndolo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Pagar el precio

Nada es gratis, todo cuesta,
todo tiene un precio
y siempre es mayor del que imaginabas
y lo que compras nunca es lo que querías.

Buscas y buscas,
y crees que encuentras,
y miras por fueras,
y quizá pruebas
y quizá piensas "esto no es lo que busco, no es lo que quiero, sólo lo parece"
y lo dejas de lado,
o lo compras sin probar,
o lo pruebas y quedas convencido,
pero al final nada es lo que parece,
nada lo que creías.

Todo intenta parecer mejor de lo que es,
todo intenta ser mejor de lo que es
y es bueno el deseo de mejorar,
pero cuando finalmente sólo es el deseo te sientes decepcionado y engañado,
y aunque dejes, te sientes abandonado

Todas tus ilusiones son cajas vacías que
primero imaginas que están llenas
y luego lo crees
y luego vives como si lo estuvieran, la duda ya desaparecida, completamente seguro de su contenido
y cuando necesitas ese contenido abres una tras otra y buscas, y están vacías
o te saluda la sonrisa de un gato muerto
Y la oscuridad te traga,
y sientes la furia y la tristeza repartiéndose tu futuro, repartiéndose tus pedazos
Y te endureces, y tiras las cajas
Y juras nunca más volver a confiar en cajas bonitas vacías
Y juras nunca más volver a confiar en ilusiones
Y juras nunca más confiar en palabras
Y lo mantienes

Hasta que encuentras otra mentira que deseas tanto creer...
Que quieres creer tanto que pronto has olvidado
y tú mismo fabricas una caja nueva
y la envuelves con tu vieja piel perdida,
la adornas con tu sangre y tus lágrimas pasadas
y la atas con tu pelo blanco
"Esta vez sí", dices, mientras aprietas fuerte los nudos
Esta vez sí..., que no se abra de improviso
Esta vez...