Ayer mis amigos me hicieron un día de cumpleaños, y la verdad es que se lo curraron bastante. Por la mañana fuimos a Segovia, a comer y ver un poco la ciudad, y por la noche de fiesta.
El grupo de amigos (mi hermana incluida), al comienzo del día
Como somos unas personas cultas y amantes de la historia, fuimos a ver tres de los edificios más conocidos de Segovia: el acueducto (que no sale en las fotos pero aparcamos al lado), la catedral, y el alcázar
Paseamos por la ciudad, haciendo gala del saber estar típico de los jóvenes españoles de bien
Después de visitar la catedral (preciosa, por cierto. No soy religioso pero las catedrales me encantan) nos fuimos a comer en plan segoviano: cochinillo y vino
Claro, comer con vino acaba teniendo sus consecuencias, como la exaltación de la amistad
Después de comer fuimos a ver el Alcázar, y estuvimos haciendo algunas fotos amigables fuera, recordando la comida y sus efectos
Pero hablando de efectos, los efectos de la noche anterior también pasaban factura como se puede comprobar
Así que decidimos ir a tomarnos un Haagen-Daz TM y de paso hacer méritos para que nos contraten como modelos publicitarios
Mientras estábamos por allí pudimos hacer amistad con una nativa que, con motivo de su boda, nos proponía un intercambio de trozos de su tanga por algo para sufragar la ceremonia. Una chica muy simpática
Y hablando de bodas, parece que era la época porque aquí estaba este coche, tuneado con post-it y envuelto en plástico de sandwich, para conservarlo mejor
Luego, tras llegar a casa y echar una siestecilla para reponer fuerzas, me trajeron algo de glucosa para prepararnos para la noche. Sin desmerecer a las redondas, es una de las tartas más sexys que he visto (dejando aparte el cromo de Heidi, claro)
Y en esta última foto demostrando una vez más mis buenas maneras
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